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miércoles, 9 de octubre de 2019

Navegando por el canal de Beagle hacia la estancia Harberton.

En el día 12 de febrero del presente año, hemos realizado un impresionante viaje por el ventoso canal de Beagle en un catamaran hacia la antigua estancia Harberton. Todo en el marco de nuestra extensa expedición patagonica con trayecto Ushuaia - San Martin de los Andes que hemos logrado recorrer en 25 días de viaje.


Navegando a bordo del catamaran Canoero por el canal de Beagle, Tierra del Fuego.

https://es.wikipedia.org/wiki/Canal_Beagle




Este viaje lo hemos contratado con bastante anticipación por medio de una empresa turística fueguina, ya que los cupos son muy limitados y si no lo reservas con tiempo, te lo pierdes. Ya las 8:00 de la mañana nos esperaba nuestro catamaran de la empresa Canoero embarcado en el puerto de Ushuaia.  Los controles en el puerto para embarcar son serios por tratarse de un puerto fronterizo y que esta bajo estricta jurisdicción de la Prefectura Naval.

A las 8:30 el catamaran zarpo del puerto para empezar nuestro extraordinario viaje con casi 4 horas de duración. Nos toco una mañana de cielo completamente cubierto y con llovizna muy fría, pero gracias al cambiante clima del sur de la Tierra del Fuego, en apenas una hora el cielo se despejo parcialmente permitiendo nos observar unas vistas panorámicas ya mucho mas coloridas.










A bordo del catamaran, esta por empezar la navegación hacia la estancia Harberton.



A medida que el catamaran se alejaba de Ushuaia se abría una vista cada vez mas espectacular hacia  el montañoso entorno que rodea la ciudad, permitiendo observar a pleno semejante maravilla de la ciudad mas austral del mundo. Media hora después de nuestra partida hemos pasado por el famoso faro del Fin del Mundo que esta construido sobre una roca en el medio del canal y que es uno de los mayores símbolos de Ushuaia.

Las rocas albergaban una incalculable cantidad de pinguinos y un importante numero de lobos marinos, y gracias a que el catamaran freno su velocidad se hizo posible observarlos muy de cerca.























El Faro del Fin del Mundo y las rocas llenas de pinguinos y lobos marinos.



Pero lo sensación mas impresionante de todas es la navegación por el canal en si. El solo hecho de salir a la proa del catamaran, soportando vientos de los mas hostiles del mundo y viendo el implacable avance hacia tu destino, te hace sentir como a los héroes de los libros del Julio Verne que navegaron por las mismas aguas del canal, siendo estas de las mas peligrosas y dificultosas del mundo para la navegación. Y no cualquiera puede navegar allí.

La sensación de euforia, motivación y placer de lo percibido fue tal, que logre aguantar las 4 horas enteras en la proa casi sin entrar a la parte cubierta del catamaran. La ropa térmica y la campera rompe viento fabricada para la alta montaña aguanto muy bien su propósito e hizo posible mi continua permanencia frente a los implacables vientos del canal. Una sensación única, que no se olvidara jamas.






Vistas hacia el entorno del canal del Beagle, ya con el cielo parcialmente despejado.



Poco antes de llegar a nuestro destino, pasamos muy de cerca, a solo unos pocos kilómetros del Puerto Williams. Se trata de una localidad chilena de solo 3 mil habitantes y que es considerada como el pueblo (no es ciudad) mas austral del mundo, y que se ubica en la costa de la isla Navarino. Desde el catamaran se puedo observar la base naval chilena con sus buques de guerra embarcados en le puerto.



Ahí, justo donde indica mi mano, se ve el Puerto Williams, el pueblo chileno mas austral del mundo.



Nuestro trayecto fue de 80 kilómetros de distancia que separaban a Ushuaia con la estancia de Harberton que es una de las mas antiguas de la isla al ser fundada en el lejano año 1886. La estancia fue fundada por el misionero y pionero explorador - Thomas Bridges que partió desde las Islas Malvinas y que recibió estas tierras por parte del gobierno nacional con el propósito de evangelizar a los indígenas yamanas que habitaban esta parte de la isla.











A pocos kilómetros de la estancia Harberton, se ve la costa llena de pinguinos.





Acercándonos hacia el embarcadero de la estancia Harberton.

https://www.google.com.ar/maps/place/Estancia+Harberton/@-54.8762549,-67.330867




Pero el proyecto evangelizador termino en un fracaso total debido a las devastadoras enfermendades traídos por los colonos que abatieron al pueblo de los yamanas y que carecían de inmunidad contra estas, causando la muerte de la gran parte de su comunidad. Por lo tanto al propietario no le quedo otra opción que limitar el proposito de la estancia a la producción ovina que en aquella época fue un negocio floreciente que permitía exportar lana directamente a Ingletera y que ha permitido sustentar varias generaciones de su familia.

Recién en la cuarta generación, el bisnieto del Thomas Bridges - Thomas (Tommy) D. Goodall casado con la bióloga estadounidense Rae Natalie Prosser deciden dar un cambio radical a la estancia. Que a partir de esta momento empieza a vivir de los ingresos del turismo, funcionando como un museo y no mas de la recolección de lana.

Hoy en día, los descendientes de Thomas Bridges aun viven en la estancia, pero buena parte de sus instalaciones mas antiguas funcionan como una mera exposición turística y están expuestos a las visitas diarias de mas de medio centenar de visitantes que suponen un buen ingreso para la familia.











Paseando por el extenso territorio de la estancia Harberton.

https://www.google.com.ar/maps/place/Estancia+Harberton/@-54.8762549,-67.330867




Pero ademas de las instalaciones históricas de la estancia en si, en su territorio se ubica el impresionante Museo Acatushún cuyos empelados durante años de extenso trabajo y dedicación han logrado recolectar y armar los esqueletos de casi todos los bichos marinos que habitan las heladas aguas del sur de la isla Tierra del Fuego y que solían morir en sus costas, quedando allí sus huesos. Un trabajo realmente impresionante y digno de admiración!









Exposición de los esqueletos de animales marinos en el Museo Acatushún.

https://www.google.com.ar/maps/place/Museo+Acatushún/@-54.8741682,-67.33169




Nuestro catamaran llego hasta el embarcadero de las estancia a las 12:30 del medio día. Y después del breve recorrido por sus instalaciones, fuimos al restaurante construido con la mejor tradición inglesa a disfrutar de los platos tradicionales que se servían allí. Una experiencia inolvidable.



El restaurante británico de la estancia Herberton.



En cuanto al entorno, si no fuera por los arboles, seria un lugar casi idéntico a las numerosas estancias agrícolas de los kelpers que hay en las Islas Malvinas. La arquitectura de las mismas, el clima, el viento, el mar es casi identifico y la única diferencia son los bosques que rodean la estancia Harberton y que no existen en las Malvinas.

Otro detalle mas que curioso, es que desde la estancia de Harberton mirando hacia el canal de Beagle a solo pocos kilómetros se ve con claridad la Isla Picton, que fue justo una de las tres pequeñas islas que estaban en disputa entre Argentina y Chile en 1978. La guerra por las islas ya era inevitable, pero gracias a la intervención directa del Papa Juan Pablo II que actuó como mediador, Chile se salvo a tiempo de una invasión general argentina que hubiera ocupado todo el territorio patagonico al sur del Puerto Mont y no solo a estas tres islas despobladas y de poco valor estratégico.




Vista a la estancia Harberton desde la elevación de la colina.




La tierra que se ve en el medio de las aguas del canal, corresponde a la Isla Picton, que por muy poco causo la guerra entre Argentina y Chile. en diciembre de 1978.



Fue una lejana época cuando Argentina aun era una potencia militar con superioridad arrasadora frente a sus vecinos, mientras Chile en aquella época fue un país muy debilitado y empobrecido, que recién se estaba levantado de la catástrofe económica en la cual la dejo el régimen socialista de  Salvador Allende.

Muchos gente en nuestro país ha escuchado de la guerra que por muy poco se evito en diciembre de 1978 por unas islas que nadie sabe donde quedan en el mapa, pero estar en la costa del canal y ver esta misma isla que pudo haber cambiado el destino de nuestro país de forma irreversible es una sensación muy especial que suma emociones en este viaje extraordinario que nunca se olvidara.




Por Artem Reshetnyak.

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