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martes, 23 de julio de 2019

Barker: un pueblo entre las sierras y cementeras.

Durante nuestro primer viaje a la ciudad de Tandil que hicimos en abril de 2018, en una ambiciosa búsqueda de poder subir al Cerro la Juanita que es el mas alto del sistema de Tandilia con sus 524 metros, nos dirigimos hacia el pequeño pueblo del Barker que esta localizado dentro del partido bonaerense de Benito Juarez, estando a 60 kilómetros de Tandil. Cuenta con apenas 1.250 habitantes y esta a pocos kilómetros del vecino pueblo de Villa Cacique con una población algo mayor.


Vista hacia el pueblo de Barker.

https://es.wikipedia.org/wiki/Barker



Los dos pueblos están rodeados de sierras tandilenses que los convierte en unos de los mas pintorescos de la provincia. Su actividad económica principal es la minería de arcilla y granito que pertenecen al gigante industrial de la Loma Negra que cuenta con once canteras que son tan grandes que con facilidad se ven desde Google Maps. Los minerales extraídos son la materia prima para la fabricación del cemento, ladrillos y cerámicas indispensables para la construcción y que en el pasado reciente se producían en una fabrica La Calera en Villa Cacique.

Sin embargo la segunda actividad de la cual viven ambos pueblos es el turismo, aunque no esta desarrollado ni de cerca para aprovechar su inmenso potencial. Y en buena parte esto se debe a su lejanía de las grandes ciudades, como así también la total ausencia de la promoción turística de esta localidad.

El lugar esta rodeado de sierras y cuchillas serranas cuyos picos son unos de los mas altos del sistema de tandilia. No pudimos encontrar como acercarse al Cerro la Juanita que esta en la profundidad de los terrenos privados, pero aprovechamos para subir al cerro mas emblemático de toda la región conocido con el nombre del Cerro el Sombrecito que se debe a su estructura piramidal que no puede no llamar la atención.

Su altura es de apenas 413 metros a nivel del mar, partiendo desde una prominencia de casi 300 metros, que deja muy poco desnivel para superar. Aun así, una vez en la cima del mismo se abre una espectacular vista de 360 grados a todo el alrededor permitiendo disfrutar un paisaje único que incluye otros picos serranos entre la inmensa pradera pampeana que se podrá ver en las fotos que logramos sacar.



























Con una debida promoción y marketing, acompañado por una potente inversión, el potencial turístico de estos dos pueblos de cuya mera existencia no sabe casi en Buenos Aires, es tal que podría dejar opacados hasta a Balcarce y las Sierras de los Padres marplatenses.



Por Artem Reshetnyak